viernes, 10 de octubre de 2014

¿SE PERDIERON LAS COSTUMBRES EN LA UNIVERSIDAD?


LA EDUCACIÓN COMO UN PROCESO DE APRENDIZAJE



Una vida dedicada radical y automáticamente a la verdad no es posible en la universidad. Y en particular, algo que fuera auténtica mente innovador no podría tener aquí en su punto de partida.
Quiero primero ubicar las reflexiones en la historia reciente de la universidad colombiana. La tipología que quiero proponer bien pudiera haber comenzado cuando las universidades colombianas, pocas en ese momento, con la ayuda de las nuevas, la del Valle, la Nacional de Manizales, la Universidad Industrial de Santander, acogen como su proyecto el proceso de modernización sobre la base del desarrollo de la ciencia, la técnica y la tecnología como las claves para la industrialización del país.
Es por ello por lo que una universidad que busque su ETHOS tiene que construir las redes y tejidos que le hagan reconocer su pertenecía a esta sociedad concreta la que resuena en todos los discursos sobre UNIVERSIDAD Y SOCIEDAD.

Las expectativas  con respecto a la evolución de la educación superior parecen responder a un modelo único de universidad fruto de la modernidad ilustrada la que encarga aquella idea de universidad que quisiéramos sobreviviera a todas las crisis; la que nos promete la ciencia y a la globalización. ¿Y por qué una universidad moderna no puede darnos en el campo de la educación moral, científica, cultural y política la clave para solucionar todos los problemas relacionados con la sociedad civil? Así  que muchos pensaron que solo faltaba con modernizar nuestras universidades según el modelo de universidad liberal.
En efecto la novena edición de la ENCICLOPEDIA BRITANICA  recoge casi por última vez las pretensiones de la modernidad y de la Ilustración de poder encontrar en la razón la única forma  posible de conocimiento verdadero y de dominio técnico de la naturaleza, al mismo  tiempo que la de  comprensión y organización política y moral de la sociedad y de la historia.
Estas tres versiones antagónicas enciclopedia genealogía y tradición acerca de la concepción de la vida, la sociedad y la verdad, están presentes en la universidad  contemporánea, y, en la medida en que ella no pueda dar razón de esta situación, seguirá en crisis. La relación fallida entre distintos tipos y tradiciones de investigación filosófica y científica no se debe solo a la presencia de múltiples especializaciones; la causa se hunde más en la raíz y por ello se requiere un planteamiento más radical con respecto a la comunicación, que es la manera de actuar propia de la universidad.
¿Qué respuesta deberían dar las universidades actuales? Sin dejarse presionar solo por las urgencias de la modernización tendrían que reconstruir su tradición y, de acuerdo con ella, ser sitios en los que se discuten y elaboran concepciones y criterios de la justificación racional, de manera que la sociedad civil aprenda de la universidad como conducir razonable y dialogal mente sus propios debates prácticos o teóricos. La pregunta es  si los sistemas universitarios están preparados para esto, o si más bien no lo están; todas las reformas tienden a que esto no sea así, es de cir, a reglamentar de  tal forma la ciencia, la tecnología y la cultura, sus modalidades de investigación, sus criterios de acreditación, que los críticos de esta concepción modernizante genealogistas o neo aristotélicos no encuentren lugar allí.
Se ha llegado a tal grado de consenso en el ámbito de las ciencias naturales y en su sentido de  aplicabilidad, que no pocas veces se olvidan los asuntos de fondo. También en las humanidades, en las ciencias sociales, en el derecho y en general en la cultura puede irse imponiendo el mismo paradigma analítico.
Quizá termine por convencer esta idea de universidad si consideramos lo que está en juego y sobre lo que no hay  acuerdo: son los temas de la verdad y del ser, las concepciones incompatibles del yo, de su lugar dentro de las  comunidades, de su identidad y responsabilidad, de  su modo de actuar, y las narraciones rivales sobre los bienes humanos y la manera de ordenarlos en la sociedad civil.
Todo esto, naturalmente, llevaría a la existencia de “ una serie de universidades rivales, cada una modelada según su mejor predecesora propia, aunque perfeccionándola”: la versión contemporánea de la ilustrada o la santanderista, la tomista quizás como la parís de 1272, la genealogista como la de parís 1968, la sociedad civil se “ vería confrontada con las pretensiones de universidades rivales, cada una de ellas proponiendo sus propias investigaciones en sus propios términos, y obteniendo cada una el  tipo y el florecimiento de sus investigaciones.
El ETHOS de la universidad es el de la identidad de cada comunidad académica con sus tradiciones e  ideales y, a la vez, su apertura a otras  comunidades, el reconocimiento de la diferencia y la actitud crítica para buscar en el dialogo la verdad, lo correcto y lo auténtico. En esta búsqueda, los mínimos éticos de la convivencia ciudadana son lo primordial.
Quien se ocupe hoy de la educación en valores, lo primero que constata es que los jóvenes se mueven más en la dimensión estética que en la  racionalidad iluminista.
El ETHOS de la universidad es la comunicación, tanto en si interior como en la relación con la sociedad  civil.


La comunicación conforma una universidad critica, abierta a los problemas  del entorno, comprometida con la comunidad. La educación en valores comienza por  asumir como valor  fundamental de la convivencia  el dialogo, que deja de ser mero medio pedagógico para convertirse en forma de participación y en propedéutica de apropiación  de la gramática de lo político.

NOMBRE: Claudia Cecilia García Mendoza
CÓDIGO: 084551632014
REGENCIA DE FARMACIA
SEMESTRE : I
GRUPO: I










No hay comentarios.:

Publicar un comentario